miércoles, 17 de agosto de 2016

más colaboraciones en THE GUILTY CODE :)


Manolo y Venancio es un sitio al que no puedes evitar entrar sin sonreir por la decoración de los cochinillos y bueno que su comida esta para darle gracias al señor porcicultor ñom ñom

http://theguiltycode.com/manolo-y-venancio-los-dos-rostros-de-la-cocina-espanola/


Cuando me  tocó visitar #CasaPurveyor46 mi acompañante no comió nada por su insulsa dieta, imaginen que al día siguiente no quería ni desayunar, lo sé, podría parecer una señal del Apocalipsis. 
Pero todo estaba tan rico que me enamoré en cada probada , los exóticos sabores de #Garota y la cocina con amor de #Dulcinea y bueno es que hasta comí tocino en #JucyLucy y cochinita en #PuntaMorena el que por cierto estaba obscenamente delicioso para no sentirme culpable de cometer canibalismo. 
Para los que no bebemos café, agradecemos infinitamente la existencia de #ZomaTea 
Este sitio es para ir con un compañero de buen comer, porque sino no compartes y te quieres acabar todo #MeQuierenEngordarParaComermeEnNavidad #SoyUnQuino #SoyFeliz
http://theguiltycode.com/casa-purveyor-i-garota-y-zoma/

segunda parte ...
http://theguiltycode.com/casa-purveyor-ii-jucy-lucy-punta-morena-y-dulcinea/

viernes, 10 de junio de 2016

colaboración en THE GUILTY CODE

Hasta el mismísimo, Virgilio, accedería a quedarse en el tercer círculo del infierno por venir a este lugar "TENEMOS QUE HABLAR DE SABORES POLANCO"

http://theguiltycode.com/tenemos-que-hablar-de-sabor-es-polanco-2016/


Elegancia, locura y decisión es lo que transmite. "PACHA IBIZA FRAGANCIAS"

http://theguiltycode.com/pacha-ibiza-fragancias-llega-a-mexico/


Perfecto balance de especias, aromas y sabores que reflejan lo más representativo de la cultura culinaria asiática. "SABOR, INOVACIÓN Y ESTILO ES LO QUE DESCUBRES EN DAO"

http://theguiltycode.com/sabor-innovacion-y-estilo-es-lo-que-descubres-en-dao/


Once you go art, you never come back…

http://theguiltycode.com/alejandra-barreiro-once-you-go-art-you-never-come-back/

reseña: BESAR AL DETECTIVE de Élmer Mendoza

BESAR AL DETECTIVE
Élmer Mendoza

Élmer Mendoza nos trae de regreso las vicisitudes del Zurdo Mendieta, en donde este Detective que conoció la luz, con Balas de Plata en el 2008, y que también fue retomado en La prueba del ácido (2010) y en Nombre de perro (2012); regresa con un nuevo asunto por resolver, empero este nuevo misterio es personal.

A lo largo de la novela el Zurdo Mendieta tiene un soundtrack para cada momento propicio y a ritmo de rock en inglés, va en su Jetta azul meditabundo en una posible solución, frente al misterio que le acaece en su vida laboral o incluso amorosa.

Desde el inicio las situaciones se van conformando y el lector queda atraído con el homicidio de un conocido adivino y sin importar no haber conocido las anteriores novelas que pertenecen a esta saga, el autor nos va poniendo en contexto acompañado de una ágil prosa que nos lleva de la mano; para después quedar totalmente enganchados.

Debido a que los rencores, venganzas y todo ese pandemónium que su trabajo de Detective implica, lo lleva a un embrollo laboral; debido a una particular lealtad con la capisa del pacífico que lo pone en jaque.

Confundir un beso tronado largo, que le envían telefónicamente, con un saludo juguetón de una de sus nuevas conquistas y que le alegraban el día con el simple hecho de recordar e imaginar volver a tener ese sensual y bien torneado cuerpo de Edith entre sus manos; pero que en realidad era una advertencia de lo que le estaba por ocurrir como una cruel vendetta, pero que en realidad los que parecían buenos lo llevaban a las últimas consecuencias para delatar el paradero de la capisa, ayudados por una  misteriosa peliroja de descomunal belleza.

El Zurdo Mendieta esta entre los fichados debido a su amistad con la capisa, Samantha Valdés, y ha pasado de cazador a perseguido, pero lo que ahora le importa es salvar a su hijo Jason que ha sido víctima de una confusa transacción con apariencia de venganza al mero estilo culichi y que lo ha obligado a reunirse con un viejo amor y madre de su hijo para remover pasiones.

Donde el lector se sorprende de igual forma que el Zurdo Mendieta por el poder del cartel, los asesinatos y venganzas están a la orden del día, ya sea de un alto funcionario, un adivino por líos de faldas, o de un viejo amigo de la infancia del Zurdo Mendieta.

En esta novela no todo es tragedia, sino que posee un singular sentido del humor y de crítica social, donde cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia; ya sea por medio de diálogos entre personajes (soliloquios) donde hacen notar la situación actual del país, o bien con desdoblamientos de un solo personaje; como lo son las charlas internas entre el Zurdo Mendieta y “su Cuerpo” que en ocasiones terminan en fatales discusiones donde se reprime el uno al otro, para dejar libres las pasiones carnales.


un cuento donde rueda el arte

Alondra había tenido un día muy ajetreado en el trabajo y la verdad no quería ir al bar en el que se había montado una exposición y que fungía como galería esa noche y durante el mes en curso; detestaba las inauguraciones de las galerías de arte en general y creía que todos los asistentes eran unos esnobs pretenciosos.
Pero lamentablemente ya había quedado con su amiga Marcela, de acompañarla y se sentía realmente enroscada/atrapada porque era de prometer poco y cumplir mucho ya que para bien, o para mal, fluía la amistad desde quinto año de primaria que se conocieron en un colegio católico al sur de la ciudad; donde las soledades se unieron e hicieron más llevadera la estancia en dicho colegio que era internado también; ya que  tardaban meses en volver a ver a sus padres y se sentían hostigadas por las monjas que eran “el ejercito del buen comportamiento y las buenas costumbres” como ellas las llamaban.
Alondra estudiaba Física y por lo tanto su forma de ver las cosas era muy pragmática, se desesperaba en estos eventos pero como era parte del trabajo y proyecto personal de Marcela le demostraba su apoyo moral a esta diletante de las artes que colaboraba con varios artistas plásticos emergentes y algunos reconocidos.
Es así como mientras Marcela estaba ocupada charlando con algunos curadores de arte y posibles compradores; Alondra deambulaba por la galería y para su sorpresa se encontró con su amigo Samuel; un viejo amigo que no veía desde hace seis años. Samuel era un joven judío alto y atractivo que se dedicaba a la veterinaria y había llegado a la galería por invitación de una amiga.
Tras ponerse al corriente de sus vidas con Alondra y comentar lo sorprendido de lo que había visto en Facebook hace algunos meses, lo cual Alondra le confirmo que estaba comprometida (aunque no usara el anillo de compromiso, pero que evidentemente Samuel ya lo había visto en las redes sociales).
Samuel le conto que pintaba como hobby y se sintió anonadado ante la obra en exhibición, al saber que el pintor era un joven de 32 años autodidacta, según le había comentado su amiga que lo invitó a la exposición y sentía la necesidad de hablar con él y pedirle algunos consejos; se fue en su búsqueda.
Alondra fue al tocador, se sentía un tanto cansada por todo el ajetreo social, era una chica tímida en apariencia, pero ella en realidad se definía más como “selectiva”, se lavó la cara y busco entre su bolso un Anapsique, sin percatarse de que al extremo del lavabo había un hombre observándola, hasta que él le dijo que: el consumo de los ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) a la larga, como todo, pasa factura; pero que estaba tentado a aceptar uno. Alondra hizo un pequeño mohín de fastidio y para sus adentros maldijo esa moda de hacer/tener los baños y lavabos unisex y corridos. Le dijo que nunca le ofreció nada, pero que entendía perfecto lo necesario que podía llegar a ser y que solo le quedaba un Tafil a falta de Anapsique, el joven desconocido rió y dijo que ya los había dejado, pero la inquirió por el nivel de estrés que tenía para adquirir la galana costumbre de traer más de uno y por lo visto distintas marcas y funciones.
Al salir del tocador Alondra le dijo que no era muy agradable conversar en los baños y mucho menos apropiado meterse en los asuntos de los demás, pero que estaba terminando la carrera en Física, que trabajaba desde hace dos años en una investigación para la universidad y aunque amaba su carrera, tenía días insufribles como ese lo había sido, pero que tenía que asistir puesto que había quedado con una amiga y se sentía totalmente enroscada/enganchada en el compromiso de seguir ahí por un rato más.
El joven le pregunto por su amiga, pero Marcela no estaba a la vista, a lo cual el joven le dijo que entendía perfecto el sentimiento de no querer sentirse unido a otro objeto en un plano inclinado por movimiento helicoidal alrededor de un eje o bien, en términos coloquiales “sentirse enroscado/atrapado.
Alondra levanto la ceja izquierda un tanto sorprendida por el dominio del argot de este hombre, empleando términos que eran específicos y que solo hacía con sus colegas. Sus meditaciones se vieron interrumpidas por el joven; ya que para seguir la conversación le pidió su opinión sobre la exposición; a lo cual ella respondió: La gente que ve un dibujo en alguna revista o periódico piensa  automáticamente que es cómico, porque es una caricatura. Si lo ve en un museo o galería piensa que es artístico; y si lo encuentra en una galleta de la suerte, piensa que es una predicción, empero, reconozco que la obra está plagada de ricos recursos estéticos y con una fantasía simbólica, articulado en una escritura inmemorial; aunque algo o un tanto perturbadora.
El joven dijo: ¡Qué interesante reflexión para haber mezclado ansiolíticos con vino!. Ya que al seguir la conversación afuera del tocador mixto, había notado el pasar de  varias copas por ella en tan pocos minutos, mientras que él solo bebía agua mineral; a lo cual Alondra respondió que: no podía esperar a ser una anciana para que su alcoholismo fuera socialmente aceptado y que en alguna ocasión un profesor le dijo: “Tomo medicina para la artritis. Si no lo hiciera, no podría vivir mi vida de la manera como lo necesito”. No existe ninguna diferencia en tomar antidepresivos para la depresión; o bien veo el uso de mis medicamentos como un yeso; por ejemplo, te rompes la pierna, así que utilizas un yeso como apoyo para que pueda sanar; combinas eso con terapia física para fortalecer tu pierna y regresarla a un punto saludable. Puedes hacer lo mismo con los medicamentos antidepresivos. Tómalos, combínalos con terapia, y, luego, a medida que resuelvas las cosas. Trabaja con tu doctor para llegar a un punto al que no necesites tomar la medicina más.
Sin duda el no refuto dicho argumento; posteriormente al móvil de Alondra, le entro una llamada que no podía ignorar y Alondra tuvo que excusarse con el joven; ya que estaba esperando esa llamada; el joven sonrió y le dijo: no te preocupes, huye sin mirar atrás de esta necedad que tu amiga te ha hecho pasar. En la línea telefónica era su prometido notificándole que acababa de arribar a la ciudad.
Al volver para despedirse ya no vio al joven y lamento el no saber su nombre, tras una amigable charla que hizo más llevadera su estancia en dicho sitio, lo que se le hizo curioso es ver en la entrada “Los hombres y las mujeres están sujetos a pasiones violentas, igual plebeyos que nobles; chicos y grandes.” Damián Rodarte; con un singular patrón de colores y pensó que era el ególatra del artista, lo cual agradeció infinitamente no conocer a tan peculiar y seguro petulante sujeto, recordando que Marcela, en ocasiones le contaba de las excentricidades de algunos; como el día que tuvo que demorar una inauguración durante dos semanas porque la vidente de una escultora le decía que esperara al día propicio y que fuera en noche de luna llena en la que se alineaban los planetas.
Alondra se despidió de Marcela a la que no le encantó la idea de que su amiga se marchará, pero le agradecía infinitamente el esfuerzo de haberse quedado más allá de cinco minutos; puesto que sabía lo insufrible que ello le resultaba a, Alondra.
Ya era fin de semana santa, su prometido había comprado boletos para ir al estado de Oaxaca, ya que era uno de los sitios imprescindibles que debía conocer en México; tras preparar su equipaje y esperar el uber que los llevaría al aeropuerto.
En Oaxaca tras una degustación de mezcal de pechuga y caminar por las calles, deciden entrar a una casa museo en la que la entrada decía Gabriel Macotela, era obra local, pero en un salón más adelante había mucha gente y se prohibía el acceso; al parecer estaban montando más obra. Su prometido se excusó para ir al tocador, mientras que ella se espera sentada en la fuente que esta al centro del patio de la casa.
Ahí creyó ver al joven de la galería en el salón en el que trabajaban, pero después desistió de la idea creyendo que era el exceso de alcohol y que los mezcales ya le habían hecho efecto.
Al volver al hotel a su prometido le había caído pésimo la comida local mexicana y le causo alergia; por un buen rato no quería saber nada del tasajo ni del mole. Tras tomar medicamento se quedó dormido, Alondra se fue a caminar por las calles y al llegar al mercadito entro a una chocolatería que está justo en la esquina, de la cadena “El Mayordomo” recordó que a pesar de no consumir café, el chocolate de ese sitio le asemejaba la sensación que te produce un buen café americano; así que entro por una malteada de dicho chocolate oscuro; en la fila se llevó la sorpresa de reencontrar al joven de la galería que le dijo: creí verte en la casa de Gabriel Macotela de espaldas y ella le conto lo mismo pero creyó que eran los efectos del alcohol.
Caminaron por la plaza, fueron a santo domingo y conversaron sin ni siquiera preguntarse sus nombres; charlaban como si se conocieran de toda la vida; hasta que se hizo de noche y tuvieron que despedirse, ella dijo que tenía agendado ir a Monte Albán.
Pasados tres días Alondra es interrumpida por una llamada de su amiga Marcela que le explica que uno de sus nuevos talentos tuvo un accidente y que tiene que ir a reconocer el cadáver antes de notificarle a su familia en Guadalajara; que justo el percance fue por la carretera de Oaxaca, Alondra, sin dudarlo le dice que la espera ahí.
Al ver a Marcela, Alondra la abraza y le dice: Soy esa amiga que te dice "te lo dije", pero tampoco quiere que llores, seguro es otro de esos artistas que siguen de fiesta salvaje y él seguro se lo busco, así que quiero que te empoderes y que sigas como la mujer fuerte que siempre has sido.
Marcela le explica que el no consumía drogas, ni siquiera alcohol o una aspirina, que lo había dejado hace mucho, al llegar a la morgue le explican que el joven en cuestión había sido víctima justamente de alguien que conducía a exceso de velocidad y que se había consumido cantidades industriales de alcohol y que estaba en disposición de las autoridades correspondientes; al levantar la sabana Marcela aprieta fuertemente la mano de Alondra, a la cual para su sorpresa era el joven de la galería y Marcela confirma el nombre de Damián Rodarte, al mismo tiempo que Alondra queda anonadada de dicha situación. Recordando lo que decía en la galería Macotela justo donde confirmo verlo el día de la chocolatería.

“El valor de las cosas no está en el tiempo en que duran, sino en la intensidad con que suceden, por eso existen momentos inolvidable, cosas inexplicables y personas incomparables.”

reseña: MACHO VIEJO de Hernán Lara Zavala


MACHO VIEJO
Hernán Lara Zavala
Alfaguara

Creo que hay dos tipos de novelas, las que nacen para entretener y  las que nacen para hacerte pensar y Macho Viejo es una de ellas, pues está colmada de enseñanzas que en ocasiones pasamos por alto y como bien dice el viejo adagio: de que nadie escarmienta en cabeza ajena, creo que en esta novela si lo logras con las reflexiones de Ricardo Villamonte y así utilizar sus vivencias para crecer e ir definiendo su carácter y no guardar rencor.

Con tremenda astucia narrativa y con un trasfondo simbólico fortísimo, Hernán Lara Zavala nos sumerge en la vida del Medico Ricardo Villamonte; en el cual, dicho personaje va a realizar su servicio social a Puerto Marinero y algo que aparentemente parecía de paso redefinió su destino y modifico su forma de ver la vida.

Una noche, una noche sin luna y desnuda, una noche oscura, profunda y refulgente, sintió la presencia del agua, de la tierra, del espacio y del tiempo, el latir de los cielos a través de sus astros y de sus estrellas, y le pareció entender el significado del matrimonio entre el cielo y el mar, entre el planeta Tierra y el resto del universo […] Tuvo entonces una gran revelación: el cielo no había sido creado para observar a las aves sino para admirar el universo […] y sintió algo inexpresable, infalible, inefable: la sacralidad de saberse vivo, de ser parte del universo, de reconocerlo y agradecerlo, algo que se nos revela sólo en contados momentos de la vida.(Lara, 2015: 41-42)

Hernán Lara Zavala es un escritor intuitivo, un observador del alma que no interpone referencias literarias entre su mirada y la realidad, exaltando su narrativa con una prosa poética donde la cuestión metafórica es recurrente en cada una de las reflexiones del Macho Viejo.

Dicen que en la vida hay siempre una ola al acecho, fuera o dentro del mar, y que cuando llega el momento nos arrastra, nos zarandea y puede aniquilarnos. Esa ola puede nacer en cualquier lugar y viaja tersa y silenciosa hasta que llega a su destino. (Lara,2015: 15-16)

Desde el inicio hasta el fin, no hay una sola linea recta. Solamente es posible una cosa: el aprendizaje y la experiencia porque bien dicen que la experiencia no es lo que te pasa, sino aquello que haces con lo que te ocurre y el libro de Macho Viejo está plagado de enseñanzas y consejos de vida, que sin intención de proponérselo (según el autor en una entrevista realizada en la XXXIV Feria del libro de Tijuana, publicada el 21 de mayo del 2016 en el portal de youtube),  está muy bien logrado al rescatar las enseñanzas de vida:

Amor como el que le tuvo a su esposa Rosa:

Hacer el amor es uno de los mejores regalos que recibe el ser humano durante la vida. Y no existe mejor prueba de que amas a una que desear permanecer a su lado después de hacer el amor sin aburrirte ni querer huir, con el deseo de seguirte comunicando con ella para saber qué pasa por su mente en busca de la comunión interna.(Lara, 2015: 140-141)

La moraleja que le dejo a Judith sobre el alcohol: “Nunca se te olvide que el alcohol es hablador, pendenciero, echador y alcahuete”. (pág. 111), o al inicio de la novela cuando relata que los hombres se agarraban a machetazos o en duelo impulsados por diferencias insulsas que eran nubladas por dicho elixir de la Diosa Mayahuel (que era lo único que se encontraba por el lugar: mezcal y cerveza); que por cierto eran muy frecuentes esas emergencias.

Los verdaderos hombres no se matan así como así sólo porque se les pasaron las copas. Si no saben beber, pa qué chingaos toman. Guarden sus pistolas y lárguense a sus casa a curarse la peda. […] Cuánto daño hace el alcohol cuando no se toma como los hombres” (Lara, 2015: 23)

Inexperiencia juvenil y vaya que aprendió a la mala, debido que al relatar su amistad con su amigo marino, Ciro le costó la vida por su indiscreción, dándole las coordenadas a Jonás para ir por el animal. “¿Por qué cuando uno es joven le gusta alardear de cosas de las que luego uno se arrepiente? […] Uno no mide el peligro que acarrea la indiscreción” (pág. 87)

Amistad como la que mantuvo con Papá David, que era de respeto y enseñanza, ya que todos son maestros en esta vida, pero sobretodo valorar esa sabiduría que solo te da la experiencia, te hace reflexionar sobre el valor de los ancianos y que en la actualidad se ha perdido ese respeto por las personas de la tercera edad; en la novela nos cuenta como la gente de Puerto Marinero le daba un lugar vital dentro de su micro-sociedad a Papá David, tanto que al pasar se quitaban el sombrero y le besaban la mano. “la auténtica amistad es un arte, y un arte muy delicado. Conservar una amistad es cuestión de aprecio, respeto mutuo, esfuerzo, paciencia y tolerancia”. (pág. 136)

Sexo como la tremenda situación del Gavilán Pollero y cuando le dice: “muy hombre no es el que tiene muchas mujeres, sino el que tiene una y la tiene feliz y contenta” (pág. 120)”,

Patanería al ponerle un estate quieto a un sujeto que lanza piropos diciéndole: “Recuerde, amigo, que lo importante con una mujer no es lo que se le grita en público sino lo que le dice en privado”. (pág. 98)

Enfermedad: “Siempre he creído que la salud es como el dinero: se  usa cuando hay y cuando empieza a escasear se empieza a administrar y se ahorra […] cuando se pierde el tiempo la muerte no es un acto de Dios sino el triunfo de la negligencia.” (pág. 138 y 140)

Bravuconería en la cual no nos tenemos que comparar con alguien más ya que saldremos ganando y perdiendo.

Con los huevos bien puestos o no, juntos se habían ido a la chingada. Así es la ley de la vida: siempre habrá alguien más bragado, más diestro o con más suerte para que luego la muerte, que está siempre al acecho del que se cree más pintado, nos recuerde que al final no hay regreso y todos, tarde o temprano, estamos condenados a perder.(Lara, 2015: 24)

Vejez en la que su vitalidad física se ha ido desvaneciendo y la añora no solo para sus actividades de buceo o sexuales, sino que en actividades ya más elementales; esto me recordó a “Adiós a los Padres” de, Héctor Aguilar Camín, en donde el único placer que le queda a su tía y madre cuando son ancianas es el placer de comer.
 
Y bueno que decir del fortísimo lazo que existe con los animales y la naturaleza: “Amar al entorno significa ser parte de él” (pág. 42)

…Ciro se alejó junto con las otras aves. Al verlo desaparecer, Macho Viejo se preguntó si no hubiera sido mejor haberse quedado con él, metiéndolo en una jaula y dándole de comer diariamente, pues así tendría asegurada su supervivencia. Pero se disuadió de que más valía que el animal se atuviera a su suerte en plena libertad a mantenerlo vivo en prisión. (Lara, 2015: 40)

Esta historia junto con la de su caballo Trueno, su amigo Isaías y la de Lucero en la noche de muertos nos da esa doble mirada hacia el verdadero acto de amor y que no hay mejor libertad para darle ese ser, que hacerle sentir que puede ir donde quiere y volver cuando quiera. Lo hará pero conforme te quiera más, se irá cada vez menos y volverá cada vez.
Lo curioso es que creo un lazo con un animal de tierra, aire y agua. Esto es muy interesante con un lado místico y gnóstico como cuando encontró su unión con el universo.
El autor condensa en el personaje de Ricardo Villamonte, el espíritu de una época atemporal donde las personas pueden equivocarse, pero los personajes siempre hacen lo correcto y Hernán Lara Zavala lo sabe. Su misión es ser ellos hasta el último aliento.
“Ay, Macho Viejo, si hubieras sabido entonces lo que sabes ahora” (Lara, 2015: 67).


FUENTES DE CONSULTA

reseña: CAFÉ CORTADO de Mónica Lavín

CAFÉ CORTADO
Mónica Lavín

La historia se desarrolla en dos lugares y fechas muy distantes, a principio del siglo XX y a finales del mismo; entre una playa sardinera en Santander-España y un poblado cafetalero en el soconusco de Chiapas-México.
Dónde la realidad y la ficción se van conjugando de una manera tan armoniosa y voluptuosa que hacen de la lectura un balance perfecto como un mismo café cortado, puede lograr.
Un joven abogado que al principio va más que renuente a investigar los inicios de una empresa naviera, se ve envuelto en medio de su investigación en una historia inconclusa que por medio de la imaginación trata de llenar los espacios vacíos que el tiempo y la historia no pudieron preservar.
Diego estaba excitado por la idea, como si él hubiese sido quien hiciera la liga. Tomó la pluma. Fermín no había podido escribirle una carta a Ángela, él lo haría. Hizo el teclado a un lado y buscó su pluma elegante de abogado. Las cartas se escribían a mano. […] Diego soltó la pluma conmovido. Le gustaba la palabra tuyo. Ser de alguien, curiosa manera de la pertenencia del alma. (LAVÍN, 2001:155-156)
Pero no solo eso, sino que él se empezó a apropiar de los personajes y sus vivencias, de hecho con las personas que convivía (cuando lograba salir de su encierro) las hacia parte de este juego, indagando en el alma de la humanidad para colmar a sus personajes de dicha realidad.
-¿Una mujer se acostaría con un hombre aunque no lo desee?, ¿sería ella quien lo propusiera? […]
-Soy Chabelo – suavizó Diego.
-Y yo…
-Margarita […]
-Tú quieres hacer el amor conmigo pero no me deseas- le indico Diego.
-Sí me gustas.
-Soy Chabelo y soy feo y pobre y resentido. […] Recuerda: no quieres pero te vas a acostar conmigo y me vas a hacer creer que me deseas. (LAVÍN, 2001: 129-130)
Nuestro personaje inicial (Diego) que tiene una breve historia y que se desenvuelve intercaladamente, al final de la novela nos da ese golpe inesperado del como su realidad ya está colmada por ficción y sus personajes que le evocaron esa insospechada inspiración.
Diego camino por las calles en penumbra. La cabeza aturdida de amor ajeno. Él sabía cómo acababa la historia y no tenía más remedio que serle fiel a su imaginación. […] Le hubiera gustado tomarse un café con el periodista. Le hubiese dicho que lo admiraba. Frente a él caminaba un hombre con tacones rojos, meneaba el trasero visiblemente varonil. Arreció el paso. Le toco el hombro. ¿Gumaro? (LAVÍN, 2001:199)
El juego de desencuentros, donde los que se aman no se acercan y los que se desprecian sí lo hacen, pone en jaque la felicidad de Ángela, Miguel, Ingrid y el escritor inicial de la historia; Fermín, ya que de no haber sido por él en sus constantes dedicatorias a Ángela, no hubiese desatado la inconmensurable curiosidad de Diego Cabarga, por saber qué ocurrió con estas personas que habían vivido a principios de siglo y hacerlo regresar a México y en específico: el Soconusco para oler, sentir, observar y merodear los mismos sitios en los que sus personajes basados en personas reales, habían transitado.
Que para la sorpresa del joven abogado, se fue a topar por azares de la vida al bisnieto de Ángela y Miguel Islas; que también quería conocer el lugar que colmaba de historias su infancia y su vida familiar relatada por su abuelo, que en ayuda de una sola foto, logro dar con El Chorro, con este final en el que Diego Cabarga deja su cometido inicial en Santander y que al principio detestaba, se torna en una pasión por relatar esa historia de amores y encuentros inconclusos.

Mónica Lavín hace una descripción del soconusco tan detallada, que te apetece estar ahí y que a pesar de imaginar ese intolerable calor, estarías dispuesto a ceder por los platillos, los aromas, las texturas e imágenes visuales de los cafetales, es una polifonía narrativa, simplemente exquisita.